Catholic Diocese Tucson

CATHOLIC OUTLOOK 17 OCTOBER 2019 Guía para la contemplación La clave para la oración contemplativa exitosa es la práctica, dijo el padre Coury: Procure crear prácticas espirituales breves para tener la oportunidad de sentir la presencia de Dios. Por ejemplo, si tiene cinco minutos sin niños, retírese a un cuarto. Tome una taza de café. Haga silencio. Incluso podría usar un cronómetro. Diga, “Durante cinco minutos voy a serenar mi mente y a sorber mi café en calma.” Si se me presenta una imagen y me encuentro pensando en cosas que voy a hacer, diré, “No, mi Señor; este es tu tiempo. Dejaré lo demás a un lado”. Intente visualizar su mente como un río donde todos sus pensamientos fluyen río abajo. Usted sale del río. Sentado a la orilla del río, ve pasar todos sus pensamientos: “Hoy tengo que hacer la compra de comestibles; tengo tal cosa pendiente; tengo que llevar a reparar el auto”. Deje que todo corra mien- tras usted permanece inmóvil. Si algo se sale del río, devuélvalo a la corriente. No altere su estado de quietud. Cinco minutos medidos. Al pasar los cinco minutos, cuando oiga el timbre del cronómetro, pregúntese, “¿Qué tal fue esta experiencia para mí? ¿Sirvió? ¿Me ayudó en algo a sentir la presencia de Dios? ¿Me habló Dios en algún momento?”. Se trata de desarrollar intencionalmente una práctica espiritual de silencio para permitir que Dios le hable. Eso es la contemplación. La contemplación no es un éxtasis. Es hacer silencio y dejar que Dios lo conduzca a lo que Dios quiere hacer de usted. trapista Thomas Mer- ton. “Él dijo que todas las mañanas cuando salía antes del amanec- er oía que las aves gañían, pero en el mo- mento preciso en que salía el sol, al despuntar el día, se quedaban en silencio absoluto. Lu- ego, al ascender el sol, las aves retomaban sus gañidos y sus trinos”. “Él dijo que lo que sucede es que las aves se detienen por un segundo para recibir de Dios sus instrucciones para el día y luego se las comunican entre sí”. El padre Coury lo definió como “una sensación de conexión, de sosiego, que dice, ‘Señor, estoy aquí por 10 minutos y este es tu tiempo; háblame’”. “Al final de los 10 minutos, pregúntese, ‘¿Me dijo algo Dios?’ Dele a Dios una opor- tunidad de dialogar con usted”. Cada persona es dife- rente y Dios le habla a cada una en momen- tos diferentes. “No se puede planificar”, dijo. “Cuando las personas vienen a los retiros, al final, generalmente se encuentran en un plano más profundo de oración y conexión con Dios. Pero para cada persona eso se da en un momento diferente”. Algunas de ellas lo encuentran retirándose a un lugar tranquilo del desierto cercano, dijo el padre Coury. “Van allí y se sientan en silencio para sentir a Dios. Ese sitio se convierte en su lugar de conexión”. “Otra cosa que ocurre es que deciden desentenderse”, añadió. “Por lo general, los lai- cos que vienen al centro son personas en tran- sición. Están acostum- bradas a que los llamen y los necesiten continu- amente. Pero de pronto se dan cuenta de que nadie los está llamando. No los necesitan. No los buscan. Entonces, ¿qué hacen? Se ponen a reflexionar sobre todo eso en silencio e inten- tan hacer otras conex- iones”. Dios también les habla a las personas en sus sueños, dijo el pa- dre Coury. “En nuestras escrituras hay muchas personas soñadoras. Pe- dro dijo en Pentecostés: ‘El Espíritu ha descen- dido sobre nosotros’, y repitió las palabras de Joel ‘Los jóvenes verán visiones y los ancia- nos soñarán sueños’. Volvemos al mundo interior en que Dios nos habla en ese plano”. El padre Coury dijo que las personas tienen un “plano interior” donde reside Dios. No obstante, con el paso del tiempo, “ese lugar queda rodeado y sum- ergido por la incesante actividad de la mente, que siempre está pen- sando ‘tengo que hacer esto, tengo que hacer aquello’”. “No le prestan atención al deseo de conversar con Dios. No tienen tiempo”, dijo. “Se han acumulado muchas capas encima. ¿Cómo atravesar las capas que ocultan y obstruyen tanta riqueza espiritual para liberarla y dejarla fluir?” Para entrar en oración contemplativa es necesario escuchar en silencio, dijo el padre Coury. “Las Escrituras no dicen, ‘venid al desierto a hablarle a Dios’. Dicen, ‘Venid al desierto y les hablaré al corazón’. La idea es permanecer en silencio, con el corazón abierto, para oír lo que Dios quiere decir”. No todos necesitan de la oración contem- plativa, dijo el padre Coury. “Cada quien tiene que encontrar su propio camino. Cuando vienen a un lugar como este (el Centro Reden- torista), los animamos a emprender un camino sin caminos”. “Estén presentes como son, y pídanle a Dios que se les manifi- este en ese estado. Vean qué les dice Dios. Por ejemplo, en los ‘Ejercicios espiritu- ales’, San Ignacio de Loyola dijo que leía las Escrituras, entraba en escena, hacía si- lencio y dejaba que Dios le hablara allí. Dios le va a hablar a la persona según esta se haya presentado en ese momento y en virtud de cómo esté viviendo ese momento con Dios, con Jesús”, dijo. “Eso significa que usted debe permanecer quieto. Debe guardar silencio”. El padre Coury dijo que la oración contem- plativa es un asunto de preferencia personal. “El (cisterciense) Ab- bot (Thomas) Keating dijo que no se puede hacer durante más de 20 minutos. ‘He estado haciendo esto durante 66 años, y permanecer en silencio es una lucha para mí. El cerebro no para, hay listas y tareas pendientes de todo tipo en la mente’, dijo, ‘20 minutos es todo lo que puedo hacer’”. AMISTAD de pagina 16 El padre Thomas Merton El padre Thomas Keating Dios también les habla a las per- sonas en sus sueños, dijo el padre Coury. “En nuestras escrituras hay muchas personas soñadoras. Pedro dijo en Pentecostés: ‘El Espíritu ha descendido sobre nosotros’, y repi- tió las palabras de Joel ‘Los jóvenes verán visiones y los ancianos so- ñarán sueños’. Volvemos al mundo interior en que Dios nos habla en ese plano”.

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