Gulf Pine Catholic
4 Gulf Pine Catholic • January 3, 2025 POR EL OBISPO LOUIS F. KIHNEMAN III Obispo de Biloxi Todo, incluso barrer, raspar verduras, desherbar un jardín y atender a los enfermos, podría ser una oración, si se ofreciera a Dios”. San Martín de Porres San Martín de Porres, un hermano laico dominico del siglo XVI, trajo esperanza a quienes lo rodeaban a través de su profunda compasión, humildad y servicio incansable a los marginados. Nacido en Lima, Perú, hijo de una mujer negra liberada y un noble español, enfrentó la discriminación social debido a su pobreza, raza e ilegitimidad, pero superó eso y dedicó su vida al cuidado de los pobres, los enfermos y los oprimidos. A pesar de su humilde posición como hermano lego, el trabajo de Martin como sanador, cuidador y defensor de la justicia social tuvo un profundo impacto. Su capaci- dad para realizar curaciones milagrosas y su cuidado amoroso por aquellos afectados por enfermedades como la lepra y la peste dieron a la gente una sensación de alivio y esperanza en una época en la que tales condiciones a menudo se enfrentaban con miedo y abando- no. La profunda espiritualidad y el amor de Martin por toda la creación de Dios se extendieron más allá de los seres humanos; También es recordado por su trato gentil hacia los animales y su trabajo para aliviar el sufrimiento en todas sus formas. Ya sea amamantando a niños enfermos, consolando a los moribundos u ofrecien- do comida a los hambrientos, sus sencillos pero profundos actos de bondad irradiaban esperanza y recordaban a las personas que eran vistas, amadas y dignas de cuidado. La vida de San Martín de Porres fue un testimo- nio vivo del poder del amor en acción, demostrando que incluso los más humildes entre nosotros pueden ser instrumentos de gran transformación. A través de su ejemplo, inspiró a innumerables personas a vivir con más compasión y a ver la dignidad inherente a cada persona, independientemente de su posición social. Obispo Kihne man En la capilla de nuestro centro pastoral diocesa- no, al lado del tabernáculo, hay una estatua de San Martín de Porres, santo patrón de la Diócesis de Biloxi. Sostiene una canasta de pan, que simboliza su misión diaria de ayudar a sus hermanos y herman- as necesitados. San Martín de Porres también es el santo patrón de nuestro Centro Mercy Cross para personas sin hogar en Biloxi, que abrió sus puertas en mayo de 2024 y ha brindado mucho consuelo y esperanza a aquellos cuyas vidas han sido tocadas por este poderoso ministerio. El Papa Francisco nos desafía de una manera muy real durante el próximo Año Jubilar, el Año de la Esperanza, “a ser signos tangibles de esperanza para aquellos de nuestros hermanos y her- manas que experimentan dificultades de cual- quier tipo”. (Spes Non Confundit 10). Veo que eso sucede de una manera muy especial en nuestro Mercy Cross Center, y hay muchas maneras en que podemos llevar esperanza a otras personas con las que nos encontramos. A menudo sentimos la necesi- dad de “arreglar” los problemas de otras per- sonas, pero a veces lo mejor que podemos hacer es simplemente escuchar y estar pre- sentes en las luchas de los demás. Las perso- nas a menudo se sienten aisladas y desespera- das cuando no se las escucha. Al ofrecerles un oído compasivo, les hacemos sentir valo- rados, comprendidos y apoyados. Otra forma de traer esperanza es animan- do a otros en su fe y recordándoles la presen- cia y el amor de Dios, especialmente en tiempos de dificultad. Compartir palabras de las Escrituras, orar con otros, compartir cómo Dios ha cambiado nuestras vidas y ofrecer compañía espiritual pueden ser fuentes de profundo consuelo. Una de las formas en que estamos ayudando a las personas a hacer esto es a través de Ananías Training, que forma personas en el ministerio de acompañamiento espiritual. (Para obtener más información, consulte nuestro sitio web o comuníquese con el Diácono Richard Smith, Director de Servicios Pastorales de nuestro Centro Pastoral). Santa Teresa de Lisieux, conocida como la “Pequeña Flor”, difundió esperanza a través de su espiritualidad sencilla pero profunda. Su “pequeña manera” de realizar pequeños actos con gran amor inspiró a innumerables personas a confiar en la prov- idencia de Dios, incluso en las luchas de la vida. “No desperdicies ni una sola oportunidad de hacer un pequeño sacrificio, aquí con una mirada sonriente, allí con una palabra amable; siempre haciendo el bien más pequeño y haciéndolo todo por amor”. Continuaré aprovechando este tema de esperanza durante todo el Año Jubilar. Oremos para que Dios nos tome y nos forme como sus instrumentos de esperanza durante este Año Jubilar. Estamos llamados a ser “signos tangibles de esperanza” para todos los que conocemos Pray for all those who are suffering from the results of hurricanes, earthquakes, and war, especially Ukraine and Israel. Pray for peace on earth!
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