Catholic Diocese Tucson

CATHOLIC OUTLOOK 19 MAY 2019 NI TANTO QUE QUEME AL SANTO Padre Viliulfo Valderrama Una mujer japonesa celebró su cumpleaños número 116. El secreto de su longevidad no es nada sorprendente. Según ella, para vivir muchos años se debe de comer saludable y descansar mucho. El hombre siempre ha buscado la “piedra filosofal” y el “elixir de la vida”. Añoramos saberlo todo y queremos ser eternos. Sobre la longevidad, sobresale la historia del aristócrata italiano Luigi Cornaro quien vivió en el siglo XV, en el que el promedio de vida en Italia era de escasos 35 años. Luigi logro vivir 103 años. Y al final de su vida se mantuvo alerta, creativo y con un pensamiento claro. ¿Cuál fue su secreto? Después de vivir una juventud en medio de la opulencia este personaje decidió hacer un voto de moderación. Solo comía frutas y verduras, y no consumía más de 1500 calorías diarias. Los griegos y los romanos siempre pensaron que el secreto de la longevidad residía en una dieta austera. Hoy, Luigi Cornaro es constantemente citado por los defensores de las leyes del bienestar y del vegetarianismo. La psicología positiva, basada en la experimentación, señala que una persona puede llegar a vivir cien años si adopta una dieta basada en el consumo de vegetales, si se mantiene activa físicamente, y si adopta una actitud positiva de la vida. Las carnes rojas, la inactividad y el pesimismo, dicen los doctores, son factores que causan muchas enfermedades. Pero hay en realidad una compleja variedad de factores que se entrelazan entre sí para determinar la vida o la muerte, la salud o el decaimiento. Cada persona tiene en sí misma la oportunidad de vivir más, o menos. La genética juega un papel importante, pero no es lo más determinante. La libertad de elegir si lo es. Entre esa infinidad de variables que nos permitirían vivir diez décadas están las siguientes: tener la capacidad de gozar y disfrutar la vida en sus grandes y sencillos detalles; no dejarle todo a la suerte sino creer en el protagonismo personal; mantener nuestros músculos en movimiento siempre; adoptar una dieta austera y comer serenamente; optar por medicinas naturales antes que artificiales; aprender a manejar el estrés; desarrollar una mejor consciencia de nuestros sentimientos; vivir siempre altamente motivado; respetar la dignidad de los seres humanos y cuidar la creación; hacer a otros el bien que queremos para nosotros mismos; aprender a vivir sin juzgar a los demás; desarrollar técnicas para desintoxicarse y rejuvenecerse. Pero la dimensión espiritual es clave: profesar una religión, tener una misión, servir a los demás, perdonar a los que nos ofenden, ser agradecido con Dios, mantener la paz. Y la ley suprema es: amar incondicionalmente. ¿De que serviría vivir cien años si se vive en la zozobra? La calidad es más importante que la cantidad. Moraleja: Todos queremos vivir muchos años, pero más importante es la calidad de nuestras vidas. Una mejor calidad de vida a tu alcance Por EL PADRE JOHN CATOIR No debemos creer que la Fiesta de la Resurrección es una celebración temporal. San Pablo dijo: “Estén siempre gozosos, en todas las circunstancias. Den gracias al Señor, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús”. (1 Tes 5:16) Porque Jesús resucitó de entre los muertos, “somos el pueblo de la Pascua y “Aleluya” es nuestra canción”, San Agustín. El llamado a la alegría debe extenderse de aquí a la eternidad. Tal vez usted no se sienta alegre todos los días, pero con la ayuda de Dios puede aprender a sobrellevar la vida mejorando día a día y, para comenzar el proceso, empiece por confiar en las palabras de Jesús. “Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y el Padre Celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?” (Mt 6:26) ¡Claro que sí! Confíe en el Señor y escuche Su consejo. Haga a un lado su ego y sea como los niños. Literalmente “mire las aves del cielo”. Ellas viven en el momento presente. No son conscientes de sí mismas y requieren pocos cuidados. Inspírese en la naturaleza para recordar su llamado sobrenatural; concretamente, ame a Dios con todo su corazón. Lleve al Señor donde quiera que vaya. Sea una bendición para todas las personas con quien se encuentre. Acepte el amor de Dios con alegría y siempre tenga presente: usted y Dios están íntimamente unidos. “Yo soy la vid, ustedes son las ramas; el que permanece en mí y yo en él, ese lleva mucho fruto; pero separados de mí, nada pueden hacer”. (Jn 15:1-5) Como la vida de Dios es dichosa y beatífica, su vida se bañará con la luz que emana de Él. Continuamente nos encontramos en un entorno de ósmosis espiritual. “En Él vivimos, nos movemos y somos”. (Hch 17:28). En el estado natural, vivimos con dolores y achaques, con días buenos y otros no tan buenos, pero por la fe vivimos en el Señor. Nos hemos convertido en una nueva creación. ¿Puede sentirlo? ¡Sí, puede! Deje a un lado toda duda; la verdad lo hará libre. En la cruz, Jesús dijo: “Consumado es”. ¡Misión cumplida! Él vino a la tierra para que usted tenga alegría plena. ¿Alguna vez lo duda, o quizás se pregunta si Él habrá logrado este milagro para usted, en su rincón del mundo? El padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin nunca dudó. Él expresó su alegría con estas palabras: “Ya está. Una vez más, el Fuego ha penetrado la Tierra... Todas las cosas, individual y colectivamente, han sido invadidas por la energía Divina. Jesús es el eslabón en la unión del cosmos”. “Alégrese el corazón de los que buscan al Señor”. (1 Crón 16:10) La fe oye la voz del amor que habla, desde su morada en nuestro corazón, penetrando e impregnando todo nuestro ser. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, y tenga vida eterna”. (Jn 3:16) El padre Catoir es fundador y presidente actual de St. Jude Media, fue CEO de Christophers, 1978- 95, y es autor de 15 libros, incluso los exitosos libros sobre la alegría cristiana. Felices Pascuas Foto por Getty Images

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